La memoria oficial

La memoria oficial es la resultante del poder. De hecho, la palabra “Germanía” en su acepción de hermandad o comunidad, muestra la estigmatización del derrotado. 

Por un lado, en el mismo siglo XVI se consideró una bella palabra, pero de horrendos actos, y pasó a definir el argot “de la rufianesca”. Por otro, desapareció de la mayoría de las crónicas y otros documentos, reemplazada por la subsidiaria expresión “comunidades valencianas”.

Las crónicas del siglo XVI sobre las Germanías valencianas son abundantes, pero siempre desde la visión del vencedor: el venerable Agnesio, el notario Miguel García, el generós G. R. Català de Valeriola, el cronista Rafael Martín de Viciana, Luis de Quas… Algunos son tolerantes con la vertiente moderada del movimiento y presentan matices en los destinatarios de las mayores alabanzas entre el bando señorial, pero de manera unánime muestran su repulsa a la facción agermanada, que la reducen a locura y desorden. En el XVII esta perspectiva se mantuvo, como muestra la obra del cronista Gaspar Escolano y las primeras novelas ambientadas en las Germanías.

Inscripciones y monumentos dejaron testimonio en piedra de una particular narración de los hechos, como ocurrió con la Cruz de la Victoria que recuerda la batalla celebrada entre las poblaciones de Sagunt y Almenara.

Inscripciones y monumentos dejaron testimonio en piedra de una particular narración de los hechos, como ocurrió con la Cruz de la Victoria que recuerda la batalla celebrada entre las poblaciones de Sagunt y Almenara.